En medio de la inmunización, la historia del «Tano»

Un 27 de agosto de 2020 el nombre de Juan Abertano Gatica llegó a la consideración comunal pues fue el primer ciudadano de la Toma en dar positivo de Coronavirus. Si bien eso no fue anunciado por los medios oficiales, pues se resguarda siempre la identidad de los pacientes, en nuestro pueblo la noticia se confirmó casi al instante.

Mientras noche a noche los tomenses seguían los anuncios del Comité de Crisis, la confirmación del primer paciente local fue, quizás, el primer gran impacto de la cuarentena en lo emocional. El virus llegaba a La Toma, se convertía en una realidad y provocaba una preocupación grande en la opinión pública.

La Capital del Ónix es una ciudad pero aquí nos conocemos todos. Por eso saber que el «uno» era él, provocó preocupación por su edad, por sus enfermedades de base y porque se conocía que hace tiempo ya no podía salir a hacer sus actividades en la vía pública.

Días después supimos de su internación en San Luis y, gracias a Dios, de una lenta recuperación posterior, hasta su alta y regreso a su querida localidad, esa que todos los días le compraba el inimitable pan casero que repartía puntualmente en bicicleta.

Su familia reflexionó sobre las lecciones aprendidas desde entonces, siguieron el pie de la letra el consejo de los médicos y lo cuidaron y cuidan permanentemente.

Por eso este domingo de inmunización nos permitió encontrarlo en primera fila para vacunarse, media hora antes del horario de inicio del operativo. Allí estaba, inconfundible, levantando la mano y bromeando con su azulgrana querido. «Ya gracias a Dios ando bien, por el momento no siento nada. Estoy saliendo, en una palabra. Estuve medio mal de la parte de la arritmia, me trastornó el corazón» cuenta. «Pero del Covid salí bien. Estuve mal los dos primeros días, que fueron bravos» agrega.

«Estoy en tratamiento con tres doctores de San Luis» explica en relación a una operación renal que tuvo en octubre pasado. «Quería vacunarme pero los doctores no me dejaban porque querían que se me estabilizara la presión por lo del riñón. Cuando se estabilizó me dijeron sí, vacunate. A las 9 estábamos acá, estoy contento».

Así como llegó temprano fue unos de los primeros en irse. Pero antes admite que espera que su club le de alguna alegría: «Ahora falta sólo que gane San Lorenzo» suplica y con un familiar del brazo cruza la puerta principal para volver a su hogar donde lo esperan sus seres queridos para seguir cuidándolo. Sale lentamente, con cuidado y feliz de haber ido a vacunarse. Tras de sí, nos deja una señal de esperanza y lucha en tiempos tan difíciles de sobrellevar.