«Queremos llegar, cumplir el sueño de correr juntos»

El Rally de La Toma tiene cientos de historias. Algunas remiten a carreras inolvidables, otras a personajes queribles y entrañables que forjaron una identidad única en el país y algunas, más recientes, hablan de cumplir anhelos haciendo lo que nos distingue: La pasión por el Rally.

En esto último se encuentran Javier y Nicolás Ricca, padre e hijo, que correrán por primera vez juntos del 15 al 17 de noviembre en su casa, con su gente, arriba del auto que armaron durante mucho tiempo.

Su historia sería igual a la de tantos otros binomios que se dieron el gusto de competir juntos con un lazo sanguíneo de por medio. Pero en este caso daremos cuenta de un esfuerzo humano y económico que lleva cuatros años y que se verá hecho realidad dentro de pocos días.

Todo comenzó con la promesa que se realizaron ambos cuando Javier padeció un problema de salud y su hijo le animó a salir adelante: «Mejorate que tenemos que correr juntos en el rally». Ese pedido, devenido en un pacto mutuo, lo ayudó a salir adelante.

Superado eso comenzó la lucha por armar el auto. «Teníamos sólo una jaula. Empezamos a ahorrar, a recibir la ayuda de la familia y de amigos y fuimos de a poco comprando las cosas. El auto ya está listo y nos llevó un año armarlo, con mucho sacrificio» cuenta Nicolás.

El bólido, que ya anduvo haciendo ruido por #LaTomaCiudad, es un Gol que competirá en la N2 estándar con un objetivo claro: «El mejor trofeo va a ser ver el auto parado el domingo en la avenida» sostienen.

Esa última frase resume lo que padre (43 años) e hijo (18) soñaron algún día y que nos permite describir en historias mínimas como esta lo que el rally significa para nuestra gente.

«Tenemos todo ok. Yo me siento listo, ya estuve probando como es el tema de la hoja y de la tarjeta. Acá lo importante es lo que estamos viviendo juntos y ni hablar cuando empecemos a correr. Nos miramos y nos decimos ¿Viste que se podía?. Le agradecemos a todos los que nos ayudan a cumplir este sueño» contó el joven navegante que vivirá su primera experiencia en una carrera y que cuando mire de costado verá a su viejo derrapar, tal como un día se prometieron.